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Foto del escritorEmma Pascual Herrera

Tu prioridad: escuchar a tu cuerpo

Actualizado: 8 mar 2022

“Parece que todo está bien, calmado controlado. De repente... siento taquicardia, me mareo, tengo un nudo que no deja pasar bien el aire que respiro. ¡Me va a dar algo! Voy al médico y me dice que es ansiedad. ¡Pero si no me ha pasado nada en particular! Y si es ansiedad... ¿Qué pinta aquí ahora?”


¿Te suena? Esta situación no es nada rara, porque la ansiedad parece que viene a saludarnos cuando menos la esperamos. Nos puede visitar en forma de sensaciones corporales, de miedos, crispación, tristeza, pensamientos molestos... tiene un amplio y desagradable abanico.


Pero realmente, ¿la ansiedad no nos avisa? Error, sí que nos avisa, pero no le solemos prestar atención, porque no le damos espacio a vivir atentos y en calma en este mundo acelerado en el que estamos. No tenemos tiempo para eso: sin embargo, es cuestión de prioridades.

Si no vives en el momento presente, no puedes estar atent@ a las señales que te envía la ansiedad. Por ello, la práctica de Mindfulness de forma regular en situaciones de la vida diaria te ayudará a vivir de una manera más pausada y consciente.

¿Sabes de qué se trata? Primero, es importante que sepas que NO se trata de ”dejar la mente en blanco”. Con la práctica del Mindfulness conseguimos estar en presente ya que utilizamos todos nuestros sentidos para vivir determinada situación.


Te propongo un experimento: la ducha consciente. Consiste en regalarte un tiempo para ti, para tu bienestar.


¿Y cómo se hace?


  • Para esta práctica, necesitas unos 10-15 minutos libres, aunque te recomiendo que no estés pendiente del reloj, esto es importante.

  • Métete en la ducha, abre el agua y cierra tus ojos: de esta manera el resto de tus sentidos estarán más despiertos.

  • Dúchate así y nótalo: nota el agua resbalar por tu piel, nota su temperatura, huele el champú, siente tus dedos masajear tu cabeza y tu cuerpo, sin prisas. Céntrate en lo que vives por unos minutos, concédete este regalo y gózalo.




Este es sólo un ejemplo, puedes practicar Mindfulness en muchas ocasiones más: tomando un café, paseando por la montaña, por la calle, comiendo una pizza, teniendo relaciones sexuales, cocinando... conforme vayas incorporando el Mindfulness en tu vida, más consciente serás de lo que te ocurre y sabrás qué necesita tu cuerpo.

Invertir estos minutos cada día en ti, es el mejor regalo que te puedes hacer. Si te das este tiempo estarás mejor contigo y con los demás. Encuentra un momento para ti.


Emma Pascual Herrera

Psicóloga col. 21595

www.emmapascual.com


Ilustración realizada por Luis Albert Nieves (Instagram: @luisalbertdraws)


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